Por Mumia Abu-Jamal
En el inframundo de las prisiones de Estados Unidos, hay que deshacerse de todas las suposiciones médicas que uno trae del llamado mundo libre.
Hemos sido condicionados a ver a las enfermeras como dulces fuentes de consuelo y a los doctores como personas dedicadas a curar a los enfermos y aliviar nuestro dolor.
En prisión, nuevas reglas rigen la medicina y la atención médica.
Aquí el dinero manda. Las personas enfermas son prácticamente ignoradas.
Esto puede parecer severo, pero les aseguro que la realidad es aún más severa. Sigue leyendo