Desde las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos, parece que la distancia entre los dos lados del electorado se ha ampliado.
Los votantes de un lado opinan que el presidente es esencialmente ilegítimo; según los del otro lado, aquellos que votaron contra el presidente son básicamente desleales.
Las diferencias son abismales, con visiones bien distintas sobre adonde se dirige el país. Sigue leyendo