Millones pedimos justicia para Elijah McClain

El 24 de agosto de 2019, el joven negro Elijah McClain  estaba escuchando música mientras caminaba a su casa en Aurora, Colorado después de haber ido a comprar un té helado para su hermano. Por ser anémico, usaba una máscara de esquí para mantener su rostro caliente mientras caminaba.

Elija era un masajista muy apreciado por sus clientes, quienes lo describen como apacible, gentil, excéntrico, atlético, espiritual, divertido, dulce, puro, una luz en la oscuridad. Tenía 23 años pero se veía más joven porque sólo medía 171 cm de altura y pesaba 63 kilos. Según su mamá, había sido un niño responsable y curioso que se volvió vegetariano para ser más saludable. “Era capaz de inspirar al alma más tenebroso,” dijo.

A Elijah le encantaba tocar el violín y solía ir a tocar para los animales que esperaban adopción en un refugio “para que no se sintieran tan solitos”. Sigue leyendo

La política de muerte

no-justice-no-peacePor Mumia Abu-Jamal

Ha sucedido una y otra vez, y otra y otra y otra y otra.

Un policía llega a la escena. Una orden se ladra o se gruñe. Y en un instante una persona muere. Probablemente una persona de piel oscura. Probablemente una persona negra.

Y de repente, viene el lenguaje de despersonalización usado por los policías y los medios masivos. “Sospechoso”, no persona. “Sospechoso”.

¿Y el crimen?

“Eh, él no obedeció”.

“Ella no acató mi orden de apagar su cigarrillo”.

Muerte por desobediencia. Acatar o morir.

“Échate al suelo porque eres un sospechoso”.

¿Sospechoso de qué? No importa. Cualquier cosa puede servir.

No tienes la libertad de decir “no”. No tienes libertad. No existes.

Como nazis de poca monta, los policías toman decisiones como ésta, día tras día tras día tras día.

Los muertos mueren. Las familias lloran. Y nada pasa. Porque nadie murió. Otra alma oscura murió en “América”, ya saben, “la tierra de gente libre”. Nadie. Sólo un sospechoso. Solo un nigger.

Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.

—-©’16maj

21 de septiembre de 2016

Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org

Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com

Traducción Amig@s de Mumia, México

 

 

 

Eric Garner: Morir por un cigarrillo

We can't breathepor Mumia Abu-Jamal

El nombre de Eric Garner ahora está consagrado en un nefasto capítulo de la historia.

Se une a los nombres de Mike Brown, Ramarley Graham, Alan Blueford, Dontre Hamilton y miles más quienes fueron asesinados por personas pagadas por sus impuestos ––por policías.

De cierta manera, el caso de Garner fue más atroz que el de Brown porque su asesinato fue grabado en video, y uno observa su derribo, su incesante asfixia, su desvanecimiento y uno poco después, su muerte. El pretexto del asalto policiaco fue que Garner violaba la ley al vender un cigarrillo del llamado mercado negro.

En las calles de una ciudad tras otra, las palabras “No puedo respirar” se agregan a la frase “Manos arriba”––unos recordatorios de los asesinatos de Garner y Brown a manos de la policía.

Los dos casos también son notables por el comportamiento increíblemente insensato del gran jurado en general, el cual se ha mostrado incapaz de acusar a un policía de un delito.

El gran jurado emigró a Estados Unidos desde Inglaterra, donde un cuerpo de una docena de caballeros bajo la dirección de un barón u otro noble investigó a los casos y levantó cargos contra un acusado. Luego se volvieron herramientas de investigación de los reyes y hoy en día son instrumentos de los procuradores. Ahora como en aquel entonces se utilizan para acusar a quienes quieran y exculpar a quienes quieran.

La gente se enfurece por su larga historia de proteger a los policías, incluso a los policías asesinos.

Esto sigue ocurriendo en tiempos de la proliferación del encarcelamiento masivo, cuando la mayoría de los casos de los presos nunca han sido investigados por un gran jurado, a diferencia de los casos de la mayoría de los policías.

El sistema está construido para proteger a los policías, aún cuando su conducta es de lo más indignante. Ésta es la cruda verdad.

Mientras la nación celebra algunos eventos históricos del movimiento de derechos civiles que se llevaron acabo desde hace medio siglo, la fea y desesperante realidad de la vida y muerte actual de los negros en Estados Unidos, hace que esa historia se sienta totalmente hueca.

Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.

-© ’14 maj

4 de diciembre de 2014

Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org

Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com

Traducción Amig@s de Mumia, México

Lágrimas de dolor y rabia

por Mumia Abu-Jamal

Durante décadas, el Departamento de Policía de Oakland, California ha inspirado miedo.

Miedo porque la agencia, la cual hace años reclutaba a sus tropas desde el Sur del país, cuenta con oficiales que utilizan sus cargos para intensificar el odio contra los Negros en una vieja y amarga tradición de represión y violencia.

Durante algunos años, el Partido de las Panteras Negras fue un obstáculo a la imposición del terror policiaco porque se había convertido en una presencia de resistencia a nivel local, y luego nacional, contra los constantes ataques a la comunidad negra de Oakland.

Pero esa organización ya no existe y la represión ha aumentado dramáticamente.

La familia de Alan Blueford conoce bien esa realidad, porque el 6 de mayo de 2012, Alan, quien tenía sólo 18 años, fue asesinado por Miguel Masso del Departamento de Policía de Oakland. Sigue leyendo